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Diferencias entre Autoridad y Respeto

No tener autoridad autoriza a que te falten el respeto?


Quiero hablar acerca del significado de autoridad y su diferencia con la palabra respeto.
Autoridad:
La autoridad es la facultad o potestad que se tiene para gobernar o ejercer el mando. .
Como autoridad moral se denomina aquella que se impone mediante la coherencia que un individuo muestre entre sus palabras, sus valores y sus acciones.
Como tal, la autoridad moral surge de nuestras acciones, la manera en que nos conducimos, tomamos decisiones y actuamos.


Ahora veamos el significado de la palabra respeto:

La palabra Respeto procede etimológicamente del latín respectus, que significa “acción de mirar atrás”, “consideración, atención”.
El respeto es reconocer el derecho ajeno;, consideración, atención o deferencia, que se debe a  otras personas.

Dicho esto y así establecido, podemos entender que no es necesario que alguien tenga autoridad para merecer nuestro respeto.
Porque es posible que una persona sea incoherente en sus actos, y palabras, pero siempre deberá ser tratada con respeto.
Por otro lado, tampoco significa que si tenemos autoridad moral, estemos habilitados a irrespetar al resto de las personas o alguna de ellas, con un sentido de superioridad.
Que algunas personas piensen del mismo modo no significa necesariamente que tengan razón.
La inquisición cuenta muchas de estas historias.

Nunca estamos habilitados para humillar, cuestionar o destrozar a nadie porque piense o actué diferente.
En el peor de los casos, puede ser que una persona haga algo que está reñido con nuestras creencias, pero eso no es habilitador de falta de respeto.
Es factible no compartan mi forma de ver las cosas, o de vivir, eso forma parte de la naturaleza humana.
Pero faltar el respeto es otra cosa.
Es avanzar en un terreno que no nos pertenece, es invadir la privacidad del otro, meterse en su campo de energía, es agresión reprimida.
También es la búsqueda de algún tipo de autoridad moral
Es como decir: Soy Mejor.
Pero la trampa esta tendida, el que tiene que ser mejor, es porque se siente peor.
Hay personas que colocan la autoridad e sus logros materiales, nada más lejos de eso.
La Madre Teresa de Calcuta, era una autoridad moral, y no tenía un puto duro.

La autoridad es el derecho a enunciar un postulado (juicio) con un valor de verdad determinante.
Es lo que es.
Pero en la vida cotidiana no funciona de este modo, salvo con los niños.
Porque el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
Todo el tiempo hacemos cosas que avasallan los derechos de otros, sus espacios, y lo peor es que creemos que lo estamos haciendo bien!!!
Como si la vida fuera una vidriera, miramos lo poco que vemos de las personas, las juzgamos, condenamos y ya está!!! Ahora somos mejores!!
Y nos refugiamos en el viejo: Viste como es.....(aquí cada uno pone el nombre que le parezca).
Sabes que no viste nada, porque no viste sus motivos, ni siquiera te detuviste a preguntar el por qué.
Este es el principio del aislamiento, me relaciono conmigo todo el tiempo, porque los que piensan diferente no entran.
Me voy con los que me dicen que tengo razón.
Es muy básico, pero muy básico, la vida es más que eso.
El mundo no progresa ni mejora juntándose con los que piensan igual, mejora cuando aceptamos lo diferente.
Le decimos a los demás aquello que deberíamos decirnos a nosotros mismos.
Y todo en nombre del amor, porque nos queremos mucho, pero no tenemos piedad a la hora de destrozarnos unos a otros.
Erigirse en juez de moralidad, nos fuerza necesariamente a examinarnos, y siempre hay muchos muertos en el placard que no querremos ver.
En definitiva, solo se trata de vivir y dejar vivir.
No somos mejores ni peores, salvo honradas excepciones, somos diferentes.
Cada persona que camina por el planeta tiene derecho a equivocarse, a experimentar, a vivir como le dé la gana, siempre que no le haga daño a terceros.
La frase: No estoy de acuerdo, no es un argumento válido.
Porque sale del YO.
Puedo no estar de acuerdo, pero eso no significa que le tenga que faltar el respeto a los demás hablando o vociferando a los cuatro vientos.
Esa simple actitud, es el claro indicador, que queda mucho camino por andar.
Solo tenemos derecho a opinar cuando estamos implicados de alguna manera en el problema.
Pero cuando vivimos nuestra vida, y permanecemos distantes de los demás, cuando egoístamente nos dedicamos a juzgar, sin participar activamente, somos verdaderamente patéticos.
La posibilidad de intervenir en la vida ajena es directamente proporcional a la implicancia.
Je! Menuda ecuación.
Pero real, si me implico en el proceso, si participo activamente, recién ahí, puedo opinar.
Pero ese es el talón de Aquiles.
Porque la respuesta será: Yo tengo mi Vida.
Bárbaro si tenes tu vida, anda a vivirla y dejá de joder a los demás.
Punto y pelota.





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